La comunicación paradójica es una de las claves en la manipulación y el maltrato. Esta dinámica relacional consta de un mensaje doble que se contradice (emitido por el sujeto A) que deja al sujeto B sin opciones para ser adecuado, querido o para cumplir la demanda.
Para poder identificar estos mensajes tan normalizados y permitir una relación igualitaria, auténtica y honesta primero debemos saber que es imposible no comunicar. Paul Watzlawick nos describía que es imposible no tener conducta, puesto que el silencio o la inactividad son mensajes en sí mismos. Estamos continuamente comunicando, pero eso no implica que sea intencional, consciente o eficaz. Los seres humanos interpretamos tanto el contenido verbal como los aspectos relacionales o no verbales. El cómo del mensaje determina la interpretación del qué, y en el caso de este tipo de comunicación, habría una contradicción entre ambos. Por ejemplo, cuando oímos a alguien replicando desde el enfado; “¿Sabes qué? ¡Haz lo que quieras! ¡A mí me da igual!” Algunos ejemplos más de comunicación paradójica son:
– Sé más espontáneo/a.
– No te preocupes.
– No te olvides de “x”.
– Grita, grita más fuerte y haz tu espectáculo.
– No te tengo que decir “x”, que ya lo sabes tú, ¿verdad?
– Quiero que me domines.
– No seas tan obediente.
– Soy un/a mentiroso/a
– No eres detallista, nunca se te ocurre regalarme nada.
– Quiéreme.
– Yo voy a sufrir, pero eres libre de hacer lo que quieras.
Si se obedecen las instrucciones previas se rompería su naturaleza espontánea. Esto implica que, al obedecer, ya se está incumpliendo el mandato. Este tipo de mensajes ocultan la intencionalidad original del emisor, por lo que el que lo recibe ha de decidir si se ciñe al contenido explícito( lo que dice) o al relacional( cómo lo dice). En cualquier caso, ninguna opción sería la correcta, y podría alegarse haber sido ignorada una de las dos partes del mensaje.
En las relaciones que se da este tipo de comunicación, no se puede ser directo, no hay confianza, y el clima es de tensión bajo una aparente calma. También hemos de tener en cuenta que lo común es que estos mensajes no sean exclusivos de una de las partes, sino mutuos. En la interacción se busca evitar un castigo, que por lo general está relacionado con retirar el afecto/amor. Además, es complicado escapar, puesto que hay una norma invisible que impide la comunicación sobre la presencia de la paradoja en sí misma.
Esto puede alterar la capacidad para ser consciente de las emociones y necesidades propias, puesto que se han visto castigadas, negadas o puestas en relación a las de los otros continuamente.
"¿ Qué puedo hacer al respecto?"
Lo importante es detectar estos mensajes a través de la emoción, por lo general de culpa, enfado o frustración. Si lo consideramos adecuado, podemos poner el juego encima de la mesa, exponiendo la incoherencia a nivel verbal y no verbal.Podemos ser claros/as con los límites, aceptando que quizá no son compatibles las expectativas del otro/a y las necesidades propias. El camino hacia una comunicación clara nos enfrenta con la vulnerabilidad y la pérdida que puede acarrear una comunicación directa y honesta. El aprendizaje se basa en recordarnos que no es responsabilidad de uno/a la comunicación de dos, permitiéndonos ciertos respiros, protegiéndonos y cuidándonos en el proceso.
REFERENCIAS
Watzlawick P., Beavin Bavelas J., Jackson D. (1995) Teoría de la Comunicación Humana, Editorial Herder.
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