​La adolescencia es el momento vital en el que más cambios se producen. Es una etapa de transición en la que se topan dos mundos: el del niño/a que llevamos siendo “toda la vida” y el del adulto que llega, y que tiene que empezar a forjar su futuro. 

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Cambia la forma de ver el mundo y se producen choques de realidad en los que las injusticias, los sentimientos, la política, la educación, las reglas que mueven el mundo…. Toman un papel de vital importancia para la formación de valores y, en definitiva, de nuestra identidad. Empezamos a tener que tomar decisiones significativas que van desde el grupo de referencia, hasta la formación profesional hacia la que queremos enfocarnos. Los descubrimientos sexuales también suponen un mar de inseguridades, ilusiones y desilusiones, todo ello bajo la máscara de control que necesitamos mostrar para tapar dudas que sólo el tiempo y la experiencia podrán resolver.

 

En IDP queremos que cualquier adolescente se sienta seguro, libre y escuchado. Sabemos que, el pilar fundamental para sentirnos en sintonía con nosotros/as mismos/as, es permitirnos ser quien necesitamos en cada momento. Tener la oportunidad de experimentar, expresar, explorar, sentir… serán las claves para ir asentando el mapa de nuestra historia. Nos ayudará a contestar a preguntas como quién soy, qué necesito y qué caminos puedo tomar para conseguirlo.

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TRABAJANDO CON LA FAMILIA

Para las familias también esto es un momento difícil, en el que la falta de comunicación y entendimiento se hace patente casi a diario. A veces la conducta de los adolescentes parece incomprensible, malintencionada o insensible. Empatizar con ellos se convierte en un reto.

En IDP vamos a tratar cada situación problemática, experimentarla desde distintos puntos de vista y explorar las alternativas a nuestro comportamiento.

Para ello vamos a utilizar distintas técnicas: Escucha activa, exploración empática, role playing, visualización, expresión emocional, técnicas creativas y proyectivas…

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