¿Qué problemas abordamos en la Terapia con Adultos?

A veces, la ansiedad, la depresión, la baja autoestima,… nos lleva a sentir que no podemos más, y necesitamos un cambio. Otras veces, nuestros problemas en el trabajo, con la familia, la pareja o amigos/as nos impiden estar bien. A veces, simplemente buscamos algo diferente para nuestra vida. La psicoterapia puede ayudarte a encauzar, reorganizar y tomar decisiones, y así darte un impulso hacia una nueva dirección.

Desde la empatía, la aceptación incondicional y el respeto buscamos crear el ambiente básico de seguridad y calidez que permite llevar a cabo la terapia. Gracias a ello podemos explorar las preocupaciones, objetivos, metas y necesidades del paciente, las cuales van guiando las sesiones terapéuticas. De esta manera, conseguimos una posición horizontal entre terapeuta y paciente, la cual resulta imprescindible ya que, entendemos que cada uno es experto en su propia vida. Por ello, uno de nuestros objetivos es facilitar que la persona vaya dando sus propios pasos y así redirija su vida.

El foco principal serán las emociones. Cuando estamos en contacto con ellas, las atendemos, las escuchamos y les dedicamos tiempo, y así podemos entenderlas. Al estar en contacto con nuestra experiencia emocional y comprenderla, ésta puede guiarnos hacia nuestros deseos y necesidades. Las emociones sirven, por tanto, a modo de brújula que nos señala lo que es importante para nosotros y lo que necesitamos en nuestra vida para llenarla de sentido.

Sea cual sea tu problema, puedes contar con los profesionales de IDP para ayudarte. Centrándonos en ti, en lo que necesitas y en tus recursos, podrás vivir la vida de forma más plena y afrontar los problemas del futuro de la mejor manera.

PRINCIPALES PROBLEMÁTICAS EN ADULTOS

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• Ansiedad, estrés, perfeccionismo, control.

• Depresión.

• Falta de autoestima, inseguridad.

• Soledad.

• Miedos y fobias.

• Problema de ira/rabia.

• Trastorno Obsesivo compulsivo.

• Trastornos de la personalidad.

• Pérdidas, rupturas y duelos.

• Conflictos/problemas laborales o familiares.

• Bullying y mobbing.

• Violencia de género.

• Adicciones.

• Trastorno de la alimentación.

• Insomnio, problemas con el sueño.

• Experiencias traumáticas.

• Cambio en el ciclo vital.

• Falta de sentido.